miércoles, 8 de abril de 2009

Conocimientos previos

El lector no parte de cero cuando lee un texto. Antes de leer, el lector ya tiene determinados saberes de mundo, habilidades, esquemas, que denominaremos conocimientos previos. Estos conocimientos previos se activan cuando el lector se encuentra leyendo un cuento, una noticia, un artículo, un ensayo, etc. Si vamos a leer un artículo informativo de los terremotos, el lector activará ciertos esquemas de conocimiento sobre su experiencia personal sobre temblores e incluso terremotos; sobre determinados tipos o estructuras textuales que se ajusten al que está leyendo; sobre otra lectura que haya tenido sobre temas relacionados a los terremotos; sobre ciertas palabras como movimiento, tierra, sacudidas, energías, origen, causas, intensidad, etc. Estos conocimientos se irán activando a medida que el lector vaya leyendo. El resultado será que el lector construirá un significado nuevo que antes no conocía, es decir, comprenderá el texto. Esta información nueva formará parte, a su vez, de sus conocimientos previos para utilizarlos cuando una nueva situación lo requiera (otra lectura, otra situación, etc.).

Ahora bien, mientras el lector tenga más conocimientos previos del tema del texto, entonces más fácil y rápida será la lectura. Sin embargo, eso no quiere decir que el lector estará impedido de leer alguna lectura sobre la que no tenga conocimientos previos del tema. Si esto fuera así, no podríamos conocer o descubrir animales, países, conceptos, sueños, imágenes, ideas que antes no conocíamos. Los textos no siempre tendrían que ser familiares al lector. Cada texto también es una aventura. Es cierto que quizás va a ser más difícil su lectura, pero esto no es un imposible, porque igualmente los conocimientos previos del lector se activarán en cuanto al conocimiento de lengua (vocabulario, estructuras gramaticales); estructuras textuales; estrategias lectoras; etc. El único punto de los famosos conocimientos previos que se activará parcialmente será el referido al tema específico. Quizás la lectura sea más lenta, pero esto no debería ser un obstáculo, ya que nadie tiene por qué exigir que la lectura sea rápida, sino que se comprenda el texto.

Por otra parte, cuando un lector depende excesivamente de sus conocimientos previos sin considerar adecuadamente la información que le ofrece el texto, tiene una estrategia llamada “no acomodativa”. Así, el lector no procesará la información del texto, o no leerá detenidamente al texto pues confía exageradamente en sus conocimientos previos. Ello tendrá como resultado una comprensión lectora deficiente. Lo interesante es que son lectores que generalmente salen con puntajes altos en tests de inteligencia verbal, por lo que parece que aprenden bien por medio del lenguaje oral, pero no de los textos escritos.